El problema más común con un TRV es que la válvula se atasca o se traba. Esto significa que están atascados abiertos o cerrados. Esto sucederá cuando la configuración no se haya movido durante algún tiempo, como después del verano.
Si no puede hacer que el émbolo vuelva a funcionar, entonces la válvula ha fallado y deberá reemplazarse por completo. Consulte la sección a continuación sobre cómo cambiar un TRV para obtener ayuda con esto.
El segundo problema que puede ocurrir es que el termostato puede fallar. Si la válvula funciona y el émbolo se mueve libremente, es probable que el termostato no presione y suelte el émbolo, por lo que abre y cierra la válvula como debería. Los termostatos son relativamente simples y utilizan una burbuja atrapada de gas, líquido o cera para expandirse y contraerse con el cambio de temperatura de la habitación para mover el émbolo.
Solución y mantenimiento: si el termostato ha dejado de funcionar, no hay nada que pueda hacer excepto reemplazarlo. Antes de comprar uno nuevo, vale la pena asegurarse de que este sea el problema, pero cambiando el termostato con un TRV que funcione y confirmando que la válvula ahora funciona.
Para el mantenimiento general de su TRV, vale la pena abrirlo y cerrarlo por completo varias veces para que el mecanismo funcione. Haga esto varias veces al año para evitar que el émbolo o el pistón se agarroten.